Es evidente que a estas alturas nadie espera que el PSOE proclame la república popular o encabece la revolución, pero al menos podría, aunque sólo fuera por estética, mantener alguna posición de izquierdas, porque a la vista de sus propuestas fiscales, ni eso. Este fin de semana los socialistas han cerrado filas para olvidar las declaraciones inoportunas, dicen que sinceras, del presidente de Extremadura, tan contrarias al respeto por las urnas, pero la forma en que se han elaborado sus propuestas electorales y las listas de candidatos que las acompañan provocan sonrojo. El pasado jueves la número dos por Madrid declaraba en una entrevista en EL PERIODICO que "no había leído con calma el programa del PSOE" (!), y el candidato número uno por Zaragoza, un notable ugetista, aseguraba con aparente inocencia arcangélica que "debe revisarse la propuesta fiscal del PSOE". La maquinaria electoral socialista sigue en manos de quienes han propiciado fiascos tan graves como el de la Asamblea de Madrid y parece estar interesada exclusivamente en rellenar listas con personas que o aporten votos, o acaten sin más las órdenes del aparato, o cumplan el cupo políticamente correcto. ¿Y el programa? Bueno, eso es lo de menos. Se escriben unos folios, se ofrecen unos titulares y luego ya veremos. Con semejante equipaje, las encuestas vaticinan que el PP, pese al deseo general de cambio, ganará las próximas elecciones. Rodríguez Zapatero ha prometido que no gobernará si no alcanza mayoría de votos. ¿Dimitirá en caso contrario?

*Profesor de Universidad y escritor