Decía Miguel Pardeza que la energía del gol es caprichosa. Sin ánimo de frivolizar con un asunto mucho más serio, cabe preguntarse si ocurre lo mismo con las rachas de casos violentos. En Aragón, un territorio no especialmente dado a este tipo de episodios, se han acumulado en poco tiempo los crímenes de la calle Princesa y Movera (este último sin detenidos aún), el bestial asesinato (90 puñaladas) de una mujer a manos de su exmarido en Monzón o el hallazgo de los cuerpos de dos ancianos con signos de violencia en su piso de Barbastro. Al listado hay que añadir el cuerpo hallado el sábado (como adelantó este diario) dentro de una maleta en el barrio Oliver. Mucha sangre y mucha tarea policial pendiente.