El portal de lencería Yandy.com promocionaba para Halloween un disfraz sexy inspirado en Once, la protagonista de 12 años de la serie Stranger things. El disfraz, que era para adultos, ha reavivado el debate sobre la sexualización de las niñas en Occidente. En enero, usuarios españoles ya colgaron en las redes ejemplos de disfraces sexys para niñas a raíz de un tuit que denunciaba la venta de un disfraz de enfermera sexy para niñas de 4 a 6 años. A esta sexualización hay que sumarle los sesgos de género de los disfraces para niños y niñas. ¿Vemos disfraces de enfermera y médico, pero no de médica y enfermero? Como con los juguetes, la distinción de género es cuestionable. En el caso de muchas profesiones, los uniformes para mujeres y hombres son muy similares. Incluso si el disfraz se basa en un personaje con una representación de género muy clara, no debe evitar que las personas del otro género puedan disfrazarse así. Muchos niños, como el hijo de la actriz Charlize Theron, quisieron vestirse como Elsa, la protagonista de Frozen. Disneyland París tuvo que disculparse por prohibir que un niño de 3 años, fan de la película, pudiera participar en la experiencia Princesa por un día. Distinguir entre disfraces según el género y sexualizar la versión femenina también es una tendencia en los disfraces de adultos. Si una mujer quiere disfrazarse de poli sexy está en su derecho. Lo malo es que la elección de disfraz esté limitada por productos de género. Es una pena que el disfraz de Stranger things esté inscrito en un imaginario que refuerza algunas de las arbitrarias convenciones que la serie disecciona. H *Periodista