Pues menos mal que nada de lo que ha ocurrido en la política catalana desde el 6 de septiembre tiene validez jurídica, porque de lo contrario no sé de qué estaríamos hablando a estas horas del taquicárdico Procés. El disparate nacional que vivimos desde ese día lo resumía ayer Charlie Hebdo en su portada: «Los catalanes, más tontos que los corsos». Se entiende que los catalanes a los que se refiere la revista son los políticos que están protagonizando este no sé qué, que guarda algún paralelismo con las intentonas de desconexión corsa de Francia y nada más, porque el proceso catalán está siendo civilizado y pacífico. Pero sí, también el secesionismo corso estuvo controlado por las grandes familias que canalizaron los sentimientos nacionalistas en beneficio propio. También en 1934 tramaron su propia constitución y una declaración de resistencia fiscal contra Francia. Y sí, tienen una Asamblea desde 1982 y un nuevo Estatuto desde 2006, pero persisten en la conquista de la nación corsa enarbolando esa bandera a la que ya solo le queda una cabeza de las cuatro del escudo de Aragón. El anuncio del nuevo perfume de Kenzo, además de una fascinante excentricidad publicitaria, es un acertado resumen de la situación: cena aburrida en un escenario señorial y discursos eternos y vacíos que conducen irremediablemente a un arrebato de locura. La chica del anuncio baila y convulsa para combatir el agobio, y aquí es cuando me descubro ante los miles de independentistas catalanes que abandonaron la Ciudadela comiéndose el engaño en silencio.

*Periodista