Cuatro goles a favor en cinco jornadas son pocos. Una cifra baja y que, en gran medida, explica que el Real Zaragoza vea los puestos altos en esa lejana cercanía actual. Sin embargo, ahí no está el verdadero conflicto. Ha habido, evidentemente, un problema de puntería, pero si la producción ofensiva se mantiene en estos niveles, lo normal es que se subsane más pronto que tarde.

Seis goles en contra en cinco jornadas no son muchos. No es una cifra para presumir pero sí compatible con una proyección de buena temporada en el horizonte. Sin embargo, ahí es donde está el problema real en estos momentos. No tanto por el número de goles recibidos sino por circunstancias vecinas. Será complicado que el Real Zaragoza tenga un año productivo si encaja al menos un tanto cada fin de semana. Hacer dos por partido en esta categoría es casi ciencia ficción.

Natxo González ha de trabajar ahora sobre la idea de que su equipo deje de ser tan quebradizo y con el objetivo de incrementar el control del tempo de partido. Benito ha pasado problemas en su banda, los centrales han cometido errores individuales, el muro de contención en el centro del campo no ha funcionado. Los rivales le han llegado al Zaragoza a zona de gol en exceso. Ahí debe estar el núcleo de enmienda.