Durante la semana han ido cayendo datos como la lluvia fina que no invita a resguardarse, pero cala. En la primera mitad del año, Aragón registró la cifra más baja de nacimientos en las últimas dos décadas. El saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) que lleva más de diez años siendo negativo acumula ya una pérdida de población de 14.000 personas en este periodo. En el país, aunque los números no son tan contundentes, los 180.000 bebés que nacieron en el primer semestre del año suponen la cifra más baja conocida desde que comenzaron a elaborarse estas estadísticas... en 1941. Otro goteo: desde poco antes del comienzo de la crisis, la comunidad ha ganado 25.000 pensionistas y para hacer frente a esas nuevas prestaciones dispone de 40.000 cotizantes menos. Un desequilibrio que produce un agujero de 900 millones anuales entre ingresos y gastos. Y eso a fecha de hoy, que los mayores cada vez lo son más y los por venir, que deberían financiar sus jubilaciones, cada vez menos. Ya lo dice el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que uno de los retos de la economía española es el envejecimiento. Claro, que también dice que no se deberían revertir las cosas que se han hecho bien, como las reformas laborales del 2010 y del 2012. Sí, esas que han permitido dejar la tasa de paro que estaba en la estratosfera a tan solo por las nubes y a costa de crear empleos y contratos incapaces de sacar al trabajador de la pobreza. La suya y la que aporta al sistema de la Seguridad Social. De ahí debe venir lo del reto del envejecimiento.

*Periodista