El tema de la desigualdad racial sigue siendo un problema en los Estados Unidos de América. Aunque la esclavitud negra no existe como tal, eso no significa que no exista una cierta discriminación racial en contra de los negros, que Obama intentó solucionar, con menos éxito del deseado. Persisten los problemas raciales, relacionados a veces con los delictivos y policiales, que están presentes en muchos estados norteamericanos, con pocas perspectivas de desaparición en breve.

El filme Loving relata el caso real de los Loving, (ella negra, blanco él) que tras mucho sufrimiento sirvió para la abolición de la prohibición de los matrimonios interraciales, en 1967. Es una historia en la que se mezclan el amor, la reivindicación social, la discriminación racial en la Virginia de los años 50 y 60, teñida en ocasiones con la religión. Llama la atención que traer a este mundo hijos «mestizos» estaba penalizado, se entendía como un pecado, lo que prohibía las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer de distinta raza. Por eso, su boda y su paternidad les convirtió en unos delincuentes y les condujo a prisión. Fueron condenados a abandonar el pequeño pueblo de Central Point (Virginia) durante 25 años.

El filme tiene mucho de periodismo de investigación, pues se trata de una reconstrucción del caso real, para cuyo guión asesoró la hija de los Loving (Peggy) y facilitó documentación: fotos y datos, colaborando con el director Jeff Nichols, quien se está consolidando como director, tras haber dirigido Take Shelter, Mud y Midnight Special.

La interpretación de Richard y Mildred Loving es prodigiosa: los primeros planos son geniales, y resulta especialmente recomendable ver la versión original, pues Joel Edgerton y Ruth Negga, que inmortalizan a los Loving, dan muestra del inglés americano claramente diferenciado del que hablan los abogados, por ejemplo, lo que da cuenta no solo de un buen guión que respeta y reproduce la realidad y de una buena realización.

Casualmente, Loving se ha estrenado el 20 de Enero de 2017, junto con Figuras Ocultas, lo que les convierte en los últimos largometrajes de temática racial estrenados en España durante el mandato Obama, justo el día en que el presidente Obama abandonaba la Casa Blanca. No es casual que durante las dos legislaturas presididas por Obama se hayan realizado un número muy abundante de películas que han sido protagonizadas, dirigidas o producidas por negros (El Mayordomo o 12 años de esclavitud, entre las más impotantes). Además, no falta mucho tiempo para que se estrenen otras que ya han sido estrenadas en EEUU, como es el caso de El nacimiento de una nación, un caso paradigmático, pues Nate Parker hizo el guión, protagonizó y dirigió la película, que no resulta excesivamente dura por el amor de la pareja protagonista que suaviza o dramatiza, según se mire, la crudeza de la película, cuya historia también sucede en Virginia, pero en el siglo XIX (1831). Resulta innegable que otros largometrajes no han podido ser estrenados por razones de tiempo en la Era Obama, pero que pertenecen a esta etapa, y que lo lo harán pronto. El 10 de febrero se estrenará Moonlight, que en EEUU se veía como favorita para los Oscar y que ya ha conseguido un Globo de Oro, rodada en Miami, donde transcurre la vida de su protagonista. Pero no acaba ahí la producción de cine «de historias negras», porque el 24 de febrero se estrenará otra: Fences, protagonizada y dirigida por Denzel Washington, que reproduce la vida de una familia negra en los años cincuenta en Pittsburgh.

Es posible que todavía queden algunos filmes de la Era Obama en el tintero y que ya no podrán ver la luz bajo la legislatura del primer presidente negro de los Estados Unidos de América, pero las fechas de rodaje son fáciles de atribuir, porque una película requiere mucho tiempo para ser escrita, realizada, producida y rodada, y los datos pueden ser conocidos con mucha exactitud.

Como prueba de la apertura realizada en la Era Obama es importante destacar la participación y la obtención de estos filmes en el reparto de los Oscars de Hollywood, que sin duda es la meca del cine blanco norteamericano, mientras que hasta no hace mucho estos largometrajes solo podían ser vistos y premiados en el Festival de Cine Negro norteamericano (Baltimore o Miami) o canadiense (Toronto o Montreal), y cuya proyección no era nada fácil de ver en la cartelera del cine comercial blanco y norteamericano. En la Era Obama el cine negro se ha normalizado entre los blancos.

*Periodista y Coordinadora del Grado en Periodismo Univ. Zaagoza