Los fines de semana son para descansar, aunque los personajes públicos no lo tienen siempre muy fácil porque el sábado y el domingo son a veces días de mucha actividad. Por eso, en cuanto puede, el alcalde Belloch pone tierra de por medio y se retira a su casa del Matarranya, donde no llegan ni el teléfono ni los periódicos. Ocurre que cuando hay que localizar al alcalde en un momento determinado es preciso echar mano de intermediarios y utilizar mecanismos de comunicación que son infalibles, por ejemplo el teléfono de sus escoltas.