Es la primera vez que un ministro del Gobierno de España pisa las comarcas mineras de Aragón para hablar con los trabajadores y vecinos afectados por el fin del carbón y busca in situ soluciones a este problema. Solo por eso, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, por dar la cara, merece un margen de confianza. Ella no es la responsable de que, después de tantos años anunciando que la central térmica de Andorra cerrará algún día porque el mineral pasará a ser historia, nadie haya sido capaz de preparar esta etapa de cambio. Y es que el carbón ha tenido mala suerte con los últimos ministros que ha tenido. Solo hay que recordar a los ineptos José Manuel Soria y Álvaro Nadal. Ni el PP aragonés es capaz de defenderlos.

Pero hay que mirar a más gente. Durante 20 años, los gobiernos español y aragonés han destinado más de mil millones de euros, a través del Fondo de Inversiones de Teruel (Fite) y del Plan Miner como alternativa a los problemas de despoblación y empleo de las comarcas turolenses. ¿Qué se ha hecho con ese dinero? Recientemente lo decían los alcaldes de Ariño, Andorra y Escucha. En casi todos los pueblos tienen pabellones polideportivos con spa, piscinas, polígonos industriales totalmente urbanizados... Pero ni una empresa que dé empleo en la zona. ¿Quién ha gestionado así de mal esos fondos? Porque el 62% de los 158 millones de euros que se han destinado a Teruel para solucionar esta crisis entre los años 2013 y 2018 han ido a parar a un puñado de localidades que no son mineras. Y de eso quizás no es culpable del todo el Gobierno de España... Han intervenido muchos más actores. Locales y regionales. Habrá que ver adónde van a parar los dineros destinados para los años 2019-2027...

El dinero público ha estado mal gestionado, es un hecho, y ahora, deprisa y corriendo, hay que poner en marcha infraestructuras que todavía no se han hecho. ¿Es el momento de hablar de mejorar una carretera de Ariño a Andorra? En este tiempo, solo la empresa de cartonaje DS Smith, la antigua Andopack, ha tirado del empleo porque de tantas de las que se habló nada se supo, como la cementera que nunca se puso en marcha.

Es cierto que ha habido políticos con concreciones y aciertos. El alcalde de Ariño, Joaquín Noé, ha visto la potencialidad turística que puede tener esta zona de la provincia de Teruel, cercana a la Comunidad Valenciana y a Cataluña, y está potenciando el balneario, que está yendo a más. Es una inversión muy bien aprovechada y con futuro. Porque ampliar una residencia de ancianos quizás suena a tomadura de pelo...

La situación requiere, pues, de mucha autocrítica. No solo hay que esperar que vengan de fuera a ayudar a invertir. ¿Qué hemos hecho aquí? En Aragón, tampoco se ha hecho bien todo. Ni en las comarcas, ni los sindicatos, ni las patronales. El propio pacto laboral firmado a finales del año pasado por los sindicatos mineros con el Gobierno de España abrió las puertas al certificado de defunción de centrales térmicas como la de Andorra. Y desde el año 2010 ha habido unidad de acción entre los ayuntamientos, las comarcas, los sindicatos, los partidos, las instituciones, pero, sin embargo, no ha habido ninguna alternativa. Y seguimos igual.

Por eso, bienvenida sea la unión de todos, como ha dicho la ministra y hoy mismo reitera en nuestro periódico. Y muchos avances que ya se van viendo. La decisión de Samca de mantener el cien por cien del empleo de su empresa con alternativas y compremeterse a que el 76% del que se genera en las subcontratas tampoco desaparezca es un paso muy significativo. Los cinco proyectos empresariales con los que trabaja el Instituto Aragonés de Fomento (IAF) para instalarse en las comarcas mineras, según adelantó esta semana el presidente aragonés, Javier Lambán, es otro estímulo positivo. Y la ministra anuncia priorización en incentivos regionales, medidas fiscales de acompañamiento, fondos de formación para el empleo, inversiones en infraestructuras... Tarde, si, pero si todos se ponen las pilas algo saldrá.

Andorra tiene una de las mayores rentas per cápita de España y esto no se debe olvidar. A partir de ahora ya no es tiempo de fustigarse más. Es tiempo de trabajar todos. Con realidades, con los pies en el suelo, siendo capaces de forzar otras soluciones a Endesa con sus inversiones energéticas alternativas y gestionando bien todo lo que llegue hasta aquí. No son momentos de crear por crear sino de aprovechar aquello que se considere potencialidad y, demostrada la queja y el malestar de toda la comarca con la situación general, del Gobierno aragonés con la eléctrica, y de todos con lo que se está viviendo tal y como se pone de manifiesto en las Cortes, es hora de trabajar en unión.

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