¿Cúal es el modelo de ciudad ideal para la Zaragoza de la década de los años 20 del siglo XXI? No es una simple pregunta y probablemente habrá muchas y variadas respuestas, tantas como propuestas. Pero la capital aragonesa necesita ya una hoja de ruta para no perder ni oportunidades ni espacios en el país. El Debate sobre el estado de la ciudad que se celebra el jueves y viernes de la semana que empieza en el Ayuntamiento de Zaragoza es el lugar apropiado para hablar de una vez de lo que queremos que sea la urbe. Sobra ya tanto ruido en el consistorio y hace falta conocer propuestas e intentar conjugar aquellas que puedan ser más atractivas y atrevidas. Porque Zaragoza debe seguir siendo una de las grandes ciudades de España y estas necesitan identidades propias.

El debate, a seis meses de las próximas elecciones municipales, estará marcado, inevitablemente, por el balance de la gestión de Zaragoza en Común (ZeC) y del alcalde, Pedro Santisteve, así como por los reproches que los distintos grupos políticos se lanzarán con la mirada puesta en los comicios del próximo 26 de mayo. El PP arremeterá contra el PSOE, que además tendrá a su próxima alcaldable, Pilar Alegría, en el público y a Carlos Pérez Anadón, el portavoz actual del grupo, participando de su último gran debate. Analizar lo que ha sido el Gobierno de la ciudad en los últimos años y pedir cuentas a ZeC es una de las tareas del debate, pero deberían alejarse todos los grupos del ruido mediático que ha caracterizado cualquier reunión pública de los órganos municipales durante el actual mandato. Nada se consigue con ello en beneficio de la ciudad y mucho se perjudica a una Zaragoza que debería salir muy fortalecida de debates como este. Es la última gran oportunidad para hablar de ciudad.

Porque en estos tres años y medio el modelo de ciudad a aplicar, las grandes líneas por las que debería moverse en un futuro la capital y los retos a afrontar han estado eclipsados. No es que no hayan existido por parte del Gobierno de la ciudad y por algún otro grupo político de la oposición, pero nadie ha conseguido confrontarlo en condiciones en el ayuntamiento. Y eso ha sido un error. Zaragoza sufrió una gran transformación con motivo de la Expo del 2008 y se logró introducirla en los circuitos turísticos y culturales de España. Pero desde la puesta en marcha del tranvía da la impresión que se escondió y le cuesta emerger.

Hay que diseñar una ciudad sostenible e innovadora y el plan de movilidad presentado por el equipo de gobierno subraya un claro modelo de ciudad saludable y centrado en las personas. Hay que ver cuál es el mejor proyecto para hacer frente al cambio climático, apostar por lo eléctrico, ver si hace falta la segunda línea del tranvía o no. No hay que olvidar los avances tecnológicos en la gestión diaria de la ciudad. En materia comercial habrá que estudiar si las grandes superficies en los extrarradios sigue siendo tendencia teniendo en cuenta que Zaragoza es la ciudad que más metros cuadrados dedica a estos tiendas. Quizás hay que visibilizar, apoyar, recuperar el centro (como están haciendo casi todas las grandes ciudades europeas, y en Madrid y Barcelona ya se puede ver claramente) y los centros de los barrios, que tengan atractivos para los vecinos. Difundir la existencia del pequeño comercio, apoyar las licencias y bonificaciones fiscales, o no...

Y sin olvidar la parte cultural. Ciudades como Málaga están teniendo un gran impulso en los últimos años por sus museos y la fama de su gastronomía. Sin embargo, Zaragoza están empezando a pujar fuerte en restauración (solo hay que ver las últimas distinciones) y la oferta cultural ni mucho menos es mala. Por eso, quizá lo que falta es saber vender el producto fuera de nuestra zona de influencia (y eso que el turismo ha crecido, sobre todo con los chinos, pero sigue siendo muy de paso)...

De todo esto hay que hablar la semana que viene en al ayuntamiento. Hay que exponer los distintos modelos y apostar, pero sin que el proyecto de ciudad sirva solo para darse caña unos a otros. Con eso Zaragoza no gana nada, salvo frenar un crecimiento que es posible. Hay que pensar en los zaragozanos, cada uno con sus ideas, pero siempre hacia adelante. Lo que no se ha visto en este tiempo municipal, por parte de nadie, debería escenificarse en este debate.

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