No había visto el vídeo de Cristiano Ronaldo jugando al fútbol con su hijo de dos años hasta ayer. La verdad es que la mayoría del contenido de las redes sociales es banal y absurdo, y me interesa más bien poco. Como los comentarios masivos en los medios digitales. Antes leía los que enviaban los lectores sobre las noticias que me interesaban, porque eran una fuente de puntos de vista que enriquecía mi propia opinión, pero hace mucho que eso también se ha convertido en un «tú eres tonto, pues tú más», y tampoco me aporta mucho. El caso es que no había visto el polémico vídeo, como les digo, hasta ayer. Les explico de qué va: Ronaldo juega en su casa con su hijo de dos años, mientras otra de sus hijas está detrás del niño haciendo ademán de chutar la misma pelota. Solo ademán, porque Cristiano Ronaldo solo se la pasa al niño. Así que la nena, cansada de que no la tengan en cuenta, se vuelve a la pila de juguetes y coge una escoba y un cubo, y procede a dedicarse a sus labores. Dos años tiene la niña, insisto. Varias reflexiones y un dato sobre el vídeo: el dato, que lleva 24,3 millones de reproducciones, incluida la mía. Las reflexiones ¿Quién tiene como juguetes una escoba y un cubo de fregar, por Dios? Otra: la madre titular de toda esta prole, nuestra paisana Georgina, ¿cree que este vídeo tan esclarecedor de lo que se cuece en su lujosa casa es un buen ejemplo para las niñas del mundo? Y la última: ¿por qué me pregunto cosas absurdas, si hay millones, literalmente millones de personas, que siguen a este hombre como si fuera un Dios?

*Periodista