El Consejo de Ministros de 28 de marzo de 1844 expresó en el preámbulo del real decreto quepresentó a la reina Isabel II «lo urgente que es el establecimiento de una fuerza especial de protección y seguridad, en atención al desamparo en que hoy se ve la autoridad pública para proteger eficazmente el orden y las personas y bienes de los vecinos honrados y pacíficos». El 13 de mayo siguiente, la reina sancionaba un nuevo real decreto, presentado por el Ministro de la Guerra, que daría inicio a la andadura de la Guardia Civil, la cual se desplegó por ciudades y pueblos de todo el territorio nacional.

Es tradicional que durante cada mes de mayo los guardias civiles conmemoremos la fundación del cuerpo en unos sencillos actos que pretenden, en especial, recordar a los fallecidos del cuerpo en el último año y a nuestros veteranos, los que antes que nosotros y en condiciones habitualmente muy difíciles, tuvieron que prestar su servicio a la sociedad.

Pero este año nuestras vidas se han visto sacudidas por la pandemia del covid-19 y por las consecuencias que en los ámbitos sanitario, social, económico, familiar y personal está teniendo.

Nuestra tradicional forma de vivir y relacionarnos se ha visto drásticamente modificada y muchas familias han vivido la angustia de la enfermedad y el dolor por la pérdida de un ser querido, agravado por unas circunstancias que dificultaban, cuando no impedían, la cercanía con el moribundo, su adecuada despedida y las muestras de afecto y compañía con los dolientes.

No es momento de conmemorar celebraciones, ni siquiera una tan trascendente, al menos para los guardias civiles, como fue la creación del cuerpo. Pero esto no debe impedirnos recordar a los compañeros fallecidos, en especial a lo que lo han sido en acto de servicio, ni a los veteranos del cuerpo, muchos con edades avanzadas, que cada mes de mayo se acercaban al Cuartel del Carmen, en el caso de Zaragoza, para pasar una mañana juntos recordando sus vivencias y a los que nos han ido dejando. Este año no hay encuentro, pero tampoco olvido, y el respeto y recuerdo de los guardias civiles actuales hacia nuestros caídos y veteranos se mantiene intacto.

No es momento de celebraciones, pero tras varias semanas de confinamiento y lucha colectiva, si es momento de recocer, como guardia civil, el esfuerzo y responsabilidad de nuestros conciudadanos que nos ha facilitado cumplir con nuestro servicio. Así como el esfuerzo y sacrificio de los integrantes de los colectivos esenciales que nos han ayudado, no solo a luchar contra la epidemia, sino que han permitido que nuestro día a día del confinamiento haya sido más llevadero. No es posible en este espacio nombrar a todos, así que citaré solo a uno en representación de los demás. Los facultativos, sanitarios y personal auxiliar de sanidad están dando muestras, día tras día, de una abnegación, sacrificio y profesionalidad más allá de la obligación, dignas de encomio y reconocimiento público.

En el día en que se conmemora la fundación de la Guardia Civil, para este guardia civil, es un honor compartir esos valores éticos con los profesionales de la sanidad y con todos los que han dejado esfuerzo y salud en servir a los demás.

No quiero finalizar sin volver a agradecer a la inmensa mayoría de los aragoneses las muestras de afecto que nos han trasladado y sobre todo la cooperación que han mostrado en esta situación que nos toca vivir. Los guardias civiles seguiremos tratando de ser merecedores de su confianza cumpliendo el mandato recibido hace hoy, 176 años.

*General de Brigada de la Guardia Civil

Jefe de la Zona de Aragón