Uno de los gritos unánimes en el mitin de Pablo Iglesias, ayer en Zaragoza fue «unidad, unidad». Pero ni el líder, ni los que dirigen la formación en Aragón ni el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, presente en el acto para intentar un acercamiento con ZeC y evitar dos listas municipales para el 26 de mayo, recogieron el guante. Y si lo hicieron, salvo un milagro de última hora, no han conseguido nada. Militantes y votantes están por la unidad de la izquierda para evitar perder representación, pero la pugna por los puestos en una lista única impide la división. Una mala noticia.