Andan algunos perorando que «todos los españoles son iguales», que «la ley es la misma para todos», que «todos tienen los mismos derechos» y bla, bla, bla. Simplemente, es mentira. Y no, no me refiero sólo a que a un tipo lo condenen a más de seis años de cárcel (recurrible, eso sí) y lo dejen irse tan campante a su casa en Suiza sin medidas cautelares, ni siquiera a que a un par de delincuentes les caigan seis y cuatro años por saquear una caja de ahorros y estafar a miles de personas, y se ande divagando si esos dos pájaros deben entrar o no en prisión. Me refiero a que, según quién seas o en qué lugar de España vivas, ni tienes los mismos derechos ni te afectan las mismas normas.

Si vives en Navarra o en el País Vasco cobrarás más por el mismo trabajo que en Andalucía o Murcia. Si eres empresario, tendrás más ventajas y ayudas públicas en una de esas dos comunidades del norte que si estableces tu negocio en Salamanca o en Toledo. Si resides en Madrid no pagarás impuestos por trasmisiones patrimoniales y herencias, pero si se te ocurre empadronarte en Sevilla, tus herederos abonarán hasta el 30% de lo que les legues. Si vives en la España semidesértica verás cómo se llevan los recursos naturales (agua, arcillas, alimentos) para elaborarlos y añadirles valor en la España poblada. Si eres de algún pueblo de Teruel, no te dejarán otra cosa que el polvo y el paisaje lunar, mientras fabricarán el gres en Castellón. Si eres de algún hermoso valle en la montaña, tal vez te echen de casa, porque te la expropiarán para construir un pantano donde embalsar el agua que consumirán ciudades, campos de golf y urbanizaciones costeras.

Eso sí, si votas en las provincias de Soria, Ávila o Teruel, tu voto al Congreso y al Senado valdrá mucho más que si lo haces en las de Barcelona, Valencia o Madrid. Pero te dará igual, porque, probablemente, el candidato al que votes haya sido colocado en esa lista por el mandamás del partido en Madrid, y cuando sea diputado o senador lo único que sabrá de la provincia en la que ha sido elegido será su nombre y, con suerte, su ubicación aproximada en el mapa de España.

Si, al fin, has cometido algún delito menor -como hurtar para comer-, y no eres nadie según la nomenclatura al uso (aunque te digan que eres igual que los demás), seguro que pasas una temporada en la cárcel. Pero si eres poderoso y tienes dinero, aunque te caigan un montón de años de condena por saquear decenas de millones de euros públicos, igual ni pisas la prisión. ¿Iguales?.

*Escritor e historiadorSFlb