Andan aún muchos historiadores españoles a la búsqueda de España. No la encuentran (algunos no encontrarían ni su propia cartera). No la descubren en Alfonso X, que escribió una Historia de España, ni en los reyes godos, ni en los hispanos del siglo II, ni en Isabel y Fernando; tampoco en Carlos I, en Felipe II, ni en el III, ni en el IV. Tampoco en los tercios españoles, en los conquistadores españoles, en las órdenes españolas, en Lope, Calderón, Quevedo, ni siquiera en las Cortes de Cádiz, siéndoles dudoso si Goya, Larra y Galdós fueron españoles o miembros de alguna de sus naciones... ¿No sería, oiga, Adolfo Suárez quien finalmente constituyó la nación española?

Para sacarles de tantas y tan terribles dudas, Augusto Ferrer-Dalmau, el llamado «pintor de batallas», ha editado Imperio (Espasa).

En sus páginas, ilustradas por el pincel de este artista de lienzos históricos, desfilan todos nuestros supuestos y heroicos ancestros, sin faltar uno.

Desde los hispanos a la actualidad, nuestro devenir sería ejemplo de unidad

El «pintor de batallas» reivindica la historia de su España, centrándose en aquel imperio español que alcanzaría su máxima dimensión entre 1580--1640 con la incorporación de Portugal y sus dominios a la Corona española. Un territorio que a finales del XVIII llegaría a extenderse en 20 millones de kilómetros cuadrados, «siendo el primer imperio global de la historia en el que un único monarca abarcaba posesiones no comunicadas por tierra en todos los continentes».

El lápiz y el pincel de Ferrer--Dalmau van inmortalizando a una galería de personajes históricos forjadores de la enseña nacional: Pelayo, el héroe mítico de Covadonga; Hernán Cortés, el héroe de México; Alonso Pita da Veiga, el héroe de la batalla de Pavía; García de Paredes, el llamado «Sansón de Extremadura», guardia personal del papa Alejandro VI y coronel con el Gran Capitán, Fernando Fernández de Córdoba, quien asimismo ocupa destacadas páginas en Imperio; o el comandante Diego de Salinas, último militar español en abandonar Gibraltar durante la guerra de Sucesión, en 1704...

Otra y parcial visión, en fin, de una historia de España indubitable y eterna frente a esas ilusorias nación de naciones o corona catalano aragonesa....