La manifestación de ayer en Madrid ha consagrado al bloque de «las derechas», como lo llama Pedro Sánchez, como una alternativa al Gobierno socialista. No a uno u otro partido, no al PP o a Ciudadanos, los más fuertes del centro-derecha, beneficiando más, pienso, esta unidad estratégica de las «derechas» a Vox, cuyo programa único es la defensa de una, grande y libre España, autoritaria, nacionalista, proteccionista y en algunos aspectos pre-constitucional.

Es decir, la España al revés.

La manifestación españolista de Colón dio alas al nuevo y, parece, radical líder del PP, Pablo Casado. Sus propuestas están dejando atrás a su maestro, José María Aznar. El perfil que viene ofreciendo Casado desde la reciente Convención de Sevilla es el de un político más próximo a Fraga Iribarne que a Mariano Rajoy, por citar el último referente liberal de los populares. Sus resultados electorales están por ver. Las encuestas no le dan vuelo, precisamente, y el clima entre sus compañeros de las diferentes Comunidades Autónomas no es precisamente de euforia, a pesar de haber conquistado Andalucía.

Cierta sorpresa está produciendo a muchos el progresivo escoramiento de Ciudadanos hacia el bloque de «las derechas». Se trata de un error estratégico de un Albert Rivera obsesionado por el secesionismo catalán y mal asesorado por el bloque de Girauta, uno de sus mariscales, político de derecha pura y dura. Por ese camino, Cs perderá el centro político, y con ese espacio parte de su granero electoral. Rivera tiene cintura, una ideología flexible, una imagen menos tosca que la de Abascal, y todavía podría corregir el rumbo, salvo que el que en la actualidad está imponiendo sea ya el oficial.

Frente a la campaña autonómica y municipal, «las derechas» se esforzarán en evidenciar sus disparidades de principio o matiz. Seguramente, también, en reforzar su unidad contra un Pedro Sánchez a quien cubren de improperios e insultos, pero con quien no hablan, debaten, pactan ni quieren forzar otra medida que no sea su renuncia al poder, como si fuera Nicolás Maduro.

Entre uno y otro, entre la izquierda española y la venezolana hay diferencias. También, pienso, pero está por ver, entre «las derechas» de España.