Salvo con el franquismo, que se dedicó a asesinar a muchos con la acusación de que eran antiespañoles, cuando no hierofantes de la impiedad --que hubiera dicho el suegro de Leopoldo Calvo Sotelo, Ibáñez Martín--, en pocos momentos de la historia contemporánea se ha vivido una situación de desgarro político y social como la que tenemos en estos momentos. Deterioro del bienestar de la inmensa mayoría, ostentación vulgar de la riqueza de la minoría de siempre, grupos sociales hostiles, territorios enfrentados, posiciones políticas altivas y prepotentes. Y más que todo esto está la cruda realidad de los muchos que simplemente vivimos peor (desde el punto de vista económico) de lo que hacíamos cuando gobernó el PSOE. Es más, se hacen políticas contrarias al pensamiento de la mayoría (la guerra o el trasvase).

Lo más inquietante es que muchas de esas personas, que viven objetivamente peor y que están en contra de esas política, van a votar al PP. ¿Cómo puede interpretarse esta contradicción? Sólo de una forma: en clave ideológica. España sigue estando rota, por lo menos, en dos partes ideológicas. Y eso es, con nuestros antecedentes, muy peligroso.

*Profesor de Universidad