Ya es primavera, y florecen las buenas películas en la cartelera. Premio del Público en el Festival de San Sebastián y nominada al Oscar a mejor documental, 'El agente topo', de la directora chilena Maite Alberdi, es una obra insólita, un auténtico milagro fílmico. Lo que consigue la documentalista es algo muy difícil. Todo lo que aparece en pantalla es increíblemente real, como todas las personas (no son actores), pero al llenar la propuesta de referencias cinéfilas se disfruta como una ficción. Empieza con un curioso anuncio en el periódico: «Se Necesita Adulto Mayor Hombre. Jubilado entre 80 y 90 años. Autovalente, de buena salud, discreto y con manejo en tecnología. Para realizar una investigación: con disponibilidad para vivir fuera de su casa por tres meses».

La oferta viene de Rómulo Aitken, un detective privado al que una clienta le ha encargado que investigue si su madre recibe un trato adecuado en la residencia de ancianos en la que se encuentra. A la entrevista de trabajo acude un grupo de simpáticos vejetes. El elegido finalmente es Sergio Chamy, viudo desde hace unos meses, nuestro magnético protagonista de 83 años. Todo un acierto de cásting. Tras ser aleccionado por Rómulo en el arte del espionaje (con cámaras ocultas en gafas o bolígrafos, cual 007), se interna en la residencia.

Allí lleva ya unos días rodando Alberdi, que supuestamente pretende realizar un documental convencional. Con esta tapadera, la directora consigue que todos los internos participen con naturalidad en la película. Y poco a poco, este original proyecto, divertido y paródico en sus inicios con formato de 'thriller', se va transformando en una emotiva lectura sobre la soledad de nuestros mayores. El tono de esta azarosa y compleja película (sencilla solo aparentemente), es perfecto, magistral. Sonrisas y lágrimas aseguradas.