Son aquellos que por ley, por derecho y por privilegios se hacen con los hilos que mueven la economía mundial. Los grupos de cabildeo como financieras, bancos y empresas son los amos del presente y del futuro de millones de ciudadanos, de hombres y mujeres de la Tierra. Ellos deciden las comisiones, los préstamos, las valoraciones bursátiles, los déficits o los superávits; a todo esto hay que añadir, en muchos casos, las malas prácticas como sobornos, presiones, malversaciones, sueldos millonarios, derroche, robos, estafas, un sin parar de actos delictivos. Los bancos y cajas de ahorro son los más cercanos al ciudadano, que con sus raterías han dejado a muchas personas al borde de la indigencia. La cara legal, la que ejercen estas entidades, con toda la autoridad dada, les da para enriquecerse a base de ser imprescindibles en la gestión económica familiar. Recibos, pagos, transferencias, mantenimiento de cuenta, por todas estas acciones el banco cobra comisiones. Al ciudadano le obligan a hacer uso de los bancos, no puede prescindir de ellos, son empresas que cobran por utilizar nuestro dinero. Su filosofía es: cuanto menos dinero tienes, más comisión pagas. Estar en la era de Internet no ha servido para que podamos gestionar nuestro dinero a coste cero, cuando en realidad el trabajo se hace desde el ordenador y no intervienen empleados ni hay gasto de papel, aún así, el banco sigue beneficiándose porque mantiene las comisiones, encima les quitamos trabajo. Por eso cuando se lee que, esta semana, en Caspe, un encapuchado ha intentando robar en un banco, no es para alegrarse, pero si que se ve como una ingenuidad, cuando se puede hacer con todas las de la ley.Pintora y profesora