Contemplar la avalancha sobre las vallas de Melilla, avalancha de pobres gentes que quieren entrar en la Europa del despilfarro, causa inquietud. 500 africanos saltando el muro son muchos africanos. Tenemos un problema, que no es solo estético. Pero me conmueve que desde Al rojo vivo llamen al representante del sindicato de guardias civiles, y sea capaz de mostrar mucha más decencia que otros señores a los que debe obediencia. Cuenta el guardia civil que "ni mil vallas van a impedir que la gente entre, porque es una cuestión de hambre. Y la solución no está en levantar más muros sino en dotar a esa tierra de herramientas para ganarse el pan". Bueno, es de lo más sensato que hemos escuchado sobre el problema.

El asesor principal de presidencia en White wings suelta un frase tan contundente que causa incomodidad: "Hay dos cosas que nadie debería ver cómo se hacen: las leyes y las salchichas". Creo que la población española está deseando que alguien solucione ese incómodo problema, pero sin que nos lo muestren. Que hagan lo que sea pero por la noche. Pero el día vuelve a lucir y todo queda iluminado. Judith Prat inauguró el lunes, en la Casa de las Culturas, una muestra fotográfica titulada Bajo el puente. Es el puente de Santiago en Zaragoza. Aquí al lado. Allí viven inmigrantes casi escondidos. Están entre nosotros. En esa Ceuta que retrata tan bien El Príncipe, que anoche volvió a batir récords. ¿No creen que alguien con poder debería empezar a tomarse en serio el problema? Ellos no van a cesar.