No, no se trata de llamar a un taxi, sino de la pregunta que, me consta, se está haciendo a algunos simpatizantes socialistas para sondear su disponibilidad a ocupar alguno de los muchos cargos (varios miles) que va a ser necesario renovar en la Administración estatal. Porque, no sé si ustedes se habrán parado a pensarlo, tras las elecciones del 14-M no sólo cambiará la cara del presidente del Gobierno y la de sus ministros, sino también la de una larga nómina de cargos intermedios, de confianza, asesores, delegados, secretarios, etc. También me consta que la Ejecutiva Federal socialista no quiere repetir el error de 1982, cuando se otorgaron cargos políticos a una serie de personajes procedentes del aluvión de listillos que se pegan al poder en cuanto pasa a su lado y que no buscan otra cosa que medrar para su propio interés. En el reparto de cargos que se avecina, el PSOE debería ser muy cuidadoso y evitar en lo posible que se suban a ese carro ahora victorioso gentes sin escrúpulos. Va a ser difícil, probablemente imposible, impedir que se cuelen algunos, pero en ese caso estaría bien que los cesaran en cuanto fueran descubiertos. La izquierda de este país ha ofrecido de nuevo sus votos al PSOE, pero, que no se equivoque el futuro presidente del Gobierno, ya no significan un cheque en blanco como en 1982.

El señor Aznar, gracias por ello, nos ha revelado qué grande es el valor de nuestro voto. Espero y confío en que el señor Rodríguez Zapatero haya aprendido la lección, si es así, será un gran presidente.

*Profesor de Universidad y escritor