El arzobispo ha cedido a los profesores del Colegio del Pilar de Zuera, la titularidad y la gestión del centro y esos profesores a su vez, se proponen constituir o han constituido ya, una cooperativa, con el propósito de mantener el proyecto educativo, dando perennidad al establecimiento.

Emplear el cooperativismo como instrumento de actividades económicas de contenido social, es indispensable en todo el mundo y desde luego, en sitios como Aragón, donde en general, el cooperativismo afronta la actual crisis, solventemente; es claro que precisamente por eso, deberíamos practicar en creciente, el "ayúdate para que te ayuden", lema implícito del cooperativismo.

Opino que el profesorado de ese centro escolar de Zuera, se muestra a la altura de las difíciles circunstancias que afronta porque si fueran sencillas no les habrían hecho esa cesión. Hay que esperar que ahora, reciban de autoridades y familias concernidas, tanto el aliento moral como los auxilios materiales precisos.

Hay que subrayar que el modus cooperativista es un medio en el que todos los partícipes se arriesgan en provecho de todos, solidariamente y a través de la más democrática de las maneras; los partícipes son los copropietarios de la cooperativa, intervienen en su gestión y en las decisiones capitales que se adopten por mayoría de la Asamblea que constituyen todos los socios y al tiempo, trabajadores de la entidad.

Las cooperativas lucen en cuentas de lo social, desde su modesto origen en Gran Bretaña a mediados del XIX; hoy representan un modelo universal que ni el capitalismo ni el comunismo pudieron abatir, acaso porque las cooperativas reúnen lo mejor de cada uno de esos sistemas en pugna, sin estar contaminadas por los demoledores efectos que el puro capitalismo y el puro marxismo, sembraron y siguen sembrando por el mundo entero.

No es aceptable ni el ansia de unos por el lucro ilimitado que dicen inherente a todos los negocios ni el de otros, por atribuirse el papel de debeladores del capitalismo para luego imitarle, queriendo convertir al Estado en una especie de empresario único sustituto de las demás empresas y encima, de los sindicatos.

Más, mucho más modestamente, el cooperativismo huye del simple lucro y de la mera eficacia, entendidos por otros como los valores prioritarios; el cooperativismo piensa antes en la solidaridad. Menandro opinaba que si siempre nos ayudáramos unos a otros, no necesitaríamos de la suerte y añadía que eso, ocuparse también de los otros, era vivir y no vivir sólo para uno mismo.

Como puso de relieve un prestigioso tratadista del cooperativismo, su mundo propio se extiende a áreas tan diversas como la de las viviendas, las agroalimentarias, los autotaxis y otros transportes, la enseñanza y desde luego, el crédito,particularmente el agrícola y en fin,decenas de servicios y suministros.

¿A más cooperativismo, mayor progreso? No siempre resulta cierto ni se acepta por el trabajador; así lo contaba Fernán Gómez en Tiempo Amarillo, hablando de las que llamaban cooperativas cinematográficas,sólo organizadas para disfrutar de ciertos beneficios. Todo funcionaba en ellas como una cooperativa, excepto el reparto de beneficios que quedaban para el empresario,porque trabajadores, actores y técnicos preferían su dinero contante y sonante y no se fiaban de nadie, ni de particulares ni del Estado.

Evidentemente, no toda la actividad económica puede desenvolverse en forma cooperativa. La confianza entre los socios y gestores tiene que existir de modo indispensable, lo mismo que la transparencia, palabra tan de moda precisamente, porque abunda demasiado la opacidad.

La Década Cooperativa tutelada "de aquellas maneras" por la ONU, dicen que se está ocupando de "cinco aspectos críticos": la participación (efectiva) de los socios, la sostenibilidad de las empresas, la asunción cotidiana de los valores cooperativos, la influencia del marco jurídico y el capital. Quizá se olviden de la preparación individual, aún más estimable que esos otros puntos; hay que seguir aprendiendo día a día.

Ojalá los decididos profesores de ese colegio de Zuera acierten en el camino que tan valientemente emprenden.