No estoy muy enterado de lo que está pasando por las mentes de nuestros gobernantes, pero ayer por la tarde me hacía un comentario al respecto una cliente del despacho, maestra sin ley, según ella misma se definía, y me parece oportuno reflexionar algo sobre la indefinición del panorama educativo actual. Y si algo hay que manejar con exquisito cuidado en la política de un país, es precisamente la educación.

El Partido Popular dejó una Ley, llamada de Calidad de la Enseñanza, que será susceptible de mejora, sin duda, e incluso de sustitución total; pero Rodríguez Zapatero y su ideólogo áureo, Pérez Rubalcaba, deberían conformar un modelo claro de lo que quieren, primero, y llevarlo a las Cortes Generales, después. Todo ello buscando la armonización con las diferentes comunidades autónomas, a fin de que sigamos siendo todos ciudadanos de un mismo país, aún con todas las diferencias que sea menester. Y con unos profesionales de la Enseñanza (con mayúsculas, sí), que sean dotados de un horizonte claro, de una estabilidad en el empleo y de un prestigio que tienen y todavía es preciso reconocer. Porque eso es gobernar. Lo demás, la campaña electoral.

*Abogado