Ni aun queriendo puede uno olvidarse de Motorland. La sociedad en cuestión sigue ahondando su agujero. Para disimularlo se suceden unas ampliaciones de capital que drenan los presupuestos áragoneses y están aumentando la deuda del Ayuntamiento de Alcañiz más allá de lo razonable. Además, los circuitos se llevan cada año una buena parte del Fondo Especial de Teruel. Y en ellos no hay negocio posible: en su área industrial no se instalan empresas (de las de verdad, no patochadas como la del coche eléctrico), ni han propiciado aquellas inversiones en hostelería y otros servicios de las que nunca más supo. Ahora sólo ha faltado el oscuro tema de su exgerente.

Ya saben: el señor Tomé Alfonso, que ha venido dirigiendo Motorland desde su inauguración, dejó su cargo cuando la retribución que tenía asignada se redujo para ponerla por debajo de la que percibe el presidente de Aragón (él cobraba más, claro). Se nombró a otro gerente. Pero ahora el mismo Alfonso está a punto de volver por la puerta de atrás gracias a un contrato de asistencia técnica que saldrá a concurso y que está hecho a su medida (incluyendo los setenta mil euros anuales que ofrece).

Los actuales jefes (el presidente Lambán y la consejera Gastón) afirman que el exdirectivo es insustituible. Bueno... No hay que ser un genio para administrar una sociedad pública en pérdidas, sostenida por el erario. Alfonso sería más bien incompatible, por su condición de sobrino carnal de Carmelo Ezpeleta, el consejero delegado de Dorna, la empresa privada que tiene los derechos de los campeonatos de motociclismo y es, ¡oh maravilla!, la que contrata con Motorland el famoso GP a cambio de una millonada por edición.

Este barullo, que ya nos ha costado más de doscientos millones, se viene produciendo con la complicidad activa de los dos partidos que se relevan al frente del Gobierno aragonés, sin que se inmuten muchos ciudadanos prestos a soliviantarse por asuntos de ínfima entidad... y conla adhesión de no pocos bajoaragoneses incapaces de ver que les están estafando. Abrumador.