Claro que torturar gente no está bien, y menos una democracia, torturar es algo que suelen hacer de oficio las dictaduras. En todo caso, en las democracias, torturar es de lo peor. Se empieza por invadir un país con cualquier excusa pillada al vuelo, y esa barbarie máxima, inapelable, casi divina, esa arbitrariedad universal, acaba por trasladarse al gentío más o menos raso, o a los mismos oficiales, cargos, etc. Alguna vez se ha nombrado esta hipótesis en estas columnas absurdas, un poco por probar, sin datos ni demasiada convicción: que si el Estado, o en este caso la superpotencia, el Imperio, actúa sin delicadeza, de ahí hacia abajo todo está permitido. Si se pueden fumigar ciudades enteras con esas bombas verdes, el abuso mayor ya permite o alienta el abuso generalizado, de los prisioneros a la parienta. La barbarie institucional, la mentirijilla atroz de las armas de destrucción masiva, esa picaresca monstruosa que Bush nos ha querido vender como una serie de tv, ha abierto los grifos de las torturas. Ahora que ya casi nos habíamos olvidado de Guantánamo, salen estas fotos, imágenes que han estupefactado al mundo. Da igual que algunas sean falsas, o que dudemos de si han sido o no manipuladas, inventadas. Bush ha reconocido la mayor, y además ha gastado el último cartucho, el de conceder entrevistas a las teles árabes, eso quiere decir que está desperado, que lo de las torturas ha dado en la línea de flotación de su reinado. Por la propia magnitud, por el propio poderío de la empresa, la invasión ya queda justificada, simplemente porque es inapelable y porque hay muchos recursos comunicativos para apoyarla. Pero con lo de las torturas hemos llegado a los detalles, y ahí se está viendo que la idea de esta camarilla de chiflados es hacer un Guantánamo universal. Empiezas por invadir y acabas comiendo con las manos.

Por lo demás, el único que no ha estado a la altura de los esfuerzos por conseguir la Expo 08 para Zaragoza ha sido el arzobispo. Estamos de acuerdo en que despotrique contra la Ley de las Cortes de Aragón que va a permitir que las parejas homosexuales adopen niños. Pero podía haberlo dicho la semana que viene, no en plena visita del BIE. Si al final, esos detalles de civilización son los que cuentan para que una comunidad sea competitiva. Al arzobispo deberían haberle regalado una camiseta de la Expo.

*Periodista y escritor