En 2008, con la crisis, la drástica reducción de la inversión en ciencia fue uno de los primeros sacrificios a realizar. Mientras Europa invirtió un 22% más que antes de la crisis, en España la caída global acumulada durante el período 2009-2017 fue de casi un 6% menos.

Ahora las consecuencias han sido tan visibles como los déficits en la prevención y alerta de una pandemia como la del coronavirus, todo está relacionado. Por fortuna, la dramática situación actual ha despertado muchas conciencias y se está visibilizando el problema.

Pero parece que no nos damos cuenta de que también existen las ciencias sociales, y en este campo la reducción fue todavía mayor y se sigue extendiendo en el tiempo. ¿Para qué sirven las ciencias sociales?, se pueden preguntar muchos. Ahora tenemos ante nosotros lo que ha supuesto su falta de atención y financiamiento: la convivencia es cada vez más compleja y los problemas se multiplican.

Porque ni las medicinas curan por sí solas ni las armas matan por sí mismas. Es necesario que existan personas, organizaciones humanas y hasta sistemas sociales complejos que pongan todo esto en marcha, que hagan que las cosas vayan en una u otra dirección.

Si solo fuera cuestión de ciencia, la pandemia habría acabado ya. Hace meses que se nos dijo lo que teníamos que hacer para evitar contagios. Da igual las restricciones de cada momento, la descoordinación de administraciones o la falta de medios sanitarios; todo eso es secundario porque el virus sigue presente porque las personas no hacemos lo que tenemos que hacer, no todas. No seguimos las instrucciones que sabemos que frenarán la pandemia.

No invertimos lo suficientemente ni en educación, ni en cultura ni en ciencias sociales y tenemos una sociedad criticona que confunde la libertad con hacer lo que cada uno quiere cuando quiere, en lugar de tener una sociedad crítica que aprecia y defiende su libertad.

Un discurso importante. El que dio a los recién graduados de la Universidad de Harvard Marty Baron, el director del 'Washington Post', desde su casa: «Los hechos y la verdad son asuntos de vida o muerte. La manipulación, la desinformación y las mentiras pueden matar. Lo que nos puede sacar adelante son la ciencia y la medicina, el estudio y el conocimiento, la voz experta y la razón. En otras palabras, los hechos y la verdad».