Perdonen otra vez, pero que me digan perro moro los tirios o perro cristiano los troyanos... a mí me da igual. Doy por hecho que en una España donde la política se ha polarizado al mismo tiempo que se infatilizaba (en la versión malvada de los niños más cabroncetes) cualquier intento de salir fuera del marco generado por las confrontaciones en marcha provocará automáticamente el enfado de todas las partes. Hala pues.

Lo que sí me inquieta es la burricie de tanto personal, la apoteosis de las tontadas y las mentiras en internet y la soberbia de quienes no saben lo que dicen. Te asomas a las malditas redes y te tropiezas con cifras demenciales sobre la enorme cantidad de varones que cada año son objeto de acusaciones falsas por parte de las malvadas mujeres (unos 150.000, según la versión fake), o con peregrinos análisis de la guerra de la independencia eslovena, convertida por arte de magia en una especie de festival heroico donde los buenos ganaron... porque eran los buenos. Eso sí, lo que más te tienes que tragar son rotundísimas afirmaciones sobre todo lo que sucede aquí, pero en Estados Unidos sería... imposible.

Bueno, este curioso desenfoque también se da entre los propios norteamericanos. En los años Setenta se llevó a cabo en EEUU una encuesta leyendo a los entrevistados párrafos de la Constitución made in USA, para ver si los identificaban. La mayoría, tras definirse como indudables y apasionados patriotas, no supieron de qué iba la cosa, y muchos pensaron que les estaban citando... ¡el Manifiesto Comunista! (es lo que tienen los derechos democráticos, que siempre parecen subversivos).

Por eso acabo este cuento advirtiéndoles que en EEUU se puede quemar la bandera oficial, enarbolar la de la Confederación, descojonarse sin piedad del presidente y de cualquier Dios verdadero, sostener (en el caso de los periodistas, abogados y médicos) el sagrado secreto profesional, divulgar documentos del gobierno y proponer la independencia de cualquier estado. Y ojo, que tampoco estamos hablando del país más democrático del mundo