Los datos que nos aporta el último informe del CESA, sobre la situación económica y social de Aragón en 2003, apuntan una Comunidad Autónoma capaz de crecer unas décimas más que el conjunto del Estado español, situándonos cinco puntos por debajo en tasa de desempleo. Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, avalan esta tendencia en materia de empleo. Esto parece inducir en algunos sectores de nuestra comunidad una euforia que en absoluto comparto.

Aragón tiene graves problemas estructurales (población, territorio, infraestructuras, etc.) y nuestro sistema productivo tiene algunos rasgos, que inducen a la preocupación y deberían ser objeto de mayor atención política y social. Se está generando empleo, sobre todo en Zaragoza; Teruel se mantiene, pero bajando su tasa de población activa, y Huesca duplica su tasa de desempleo, de forma especial en la población femenina. Las cifras de la EPA confirman la percepción generada por las noticias de cierre de empresas. El empleo que se crea está vinculado al sector servicios. Los datos que tenemos sobre las profesiones más demandadas nos indican que es empleo de baja cualificación. Las modalidades de contratación son en un 90% de carácter temporal, lo que apunta a un empleo precario, poco estable.

Nuestro sector industrial, en una parte muy importante, está excesivamente vinculado a una sola empresa del sector automovilístico. A juzgar por lo que se presenta como "productos estrella" de la dinamización económica de Aragón, para los próximos años (Pla-Za, Platea, Walqa, Milla Digital, Puerto Venecia, etc.), no suponen una apuesta para ampliar y diversificar el campo de la industria. Sin duda son importantes los proyectos ligados a la logística y a las nuevas tecnologías, pero sin una industria potente y moderna que sea capaz de producir mayor valor añadido nos quedamos a medio camino.

NUESTRO SISTEMA productivo tiene enormes debilidades. Está sujeto, por tanto a riesgos de destrucción de empleo y deslocalización. Nuestro modelo de competitividad, no se puede basar exclusivamente en mano de obra barata y precaria. Esto está generando falta de inversión en Investigación Desarrollo e Innovación, además de sustentar un alto grado de siniestralidad. Sería un error caer en la tentación de reducción de salarios o condiciones laborales para evitar posibles deslocalizaciones; ésto sólo aplazaría el problema.

Es preciso incentivar desde los poderes públicos la instalación de empresas que aporten tecnología y sean capaces de producir con más valor añadido. Los incentivos deben estar ligados a garantías mínimas de permanencia. También debe apostarse por las Pymes aragonesas más dinámicas en la búsqueda de nuevos horizontes, tanto en la producción como en la búsqueda de mercados. Aún siendo imprescindible estimular la instalación de empresas ligadas a las tecnologías de la información y las comunicaciones, es un espejismo pensar que la pérdida de empleo y peso económico, puede ser sustituido de forma exclusiva por el sector servicios. La industria sigue siendo un importante motor de desarrollo económico en los países más avanzados.

SI DE VERDAD apostamos por un territorio demográficamente más equilibrado, si queremos parar e invertir la tendencia a la desertización de amplias zonas de nuestra geografía, se hace necesario promocionar en nuestras comarcas la instalación de actividades económicas y empresariales viables, capaces de generar empleo estable con proyección de futuro y de calidad. Para ello es necesario abordar de forma urgente las infraestructuras necesarias.

La formación de las personas es fundamental para que se produzca un cambio de modelo productivo. Por eso hay que articular la formación profesional en función de las necesidades presentes y futuras de empleo y se hace necesaria una mayor conexión entre nuestra Universidad, las instituciones y el mundo del trabajo.

El AESPA, acuerdo fruto del diálogo social en nuestra Comunidad Autónoma, firmado entre sindicatos, organizaciones empresariales y Gobierno de Aragón, acordó la creación de un Observatorio Económico. Este puede ser el mejor instrumento de análisis y diagnóstico del presente y futuro de nuestro sistema productivo.

Sobre estas cuestiones vamos a seguir reflexionando en nuestra Escuela Sindical que desarrollaremos desde hoy mismo y hasta el viernes en Morillo de Tou. A ella hemos invitado a representantes de nuestro Gobierno de Aragón, de los de Cataluña y Navarra, a empresarios y universitarios.

*Secretario general de CCOO-Aragón