Al final, Europa se queda, o vuelve, a las boda regias. Tanto dar vueltas, para acabar en Carlomagno. El revival ultraconservador de Bush es lo que ha traído. Cualquier gesto --por ejemplo, invadir un país-- provoca una cascada de consecuencias, el mundo es una mesa de billar, o la tez de Ernesto de Hannover. Europa, al no intervenir en nada, al no existir, se tiene que refugiar en las alcurnias y el satén. El GP de Mónaco, que perdió la copa, menos mal. Alberto enfurruñado. Carolina aborrecida. Ernesto, que se levantó al mediodía, se saltó la misa y llegó justo a la fotoaperitivo, es el resumen de esta europa que no arranca. No salimos del medievalismo, cuando éramos alguien, algo, el entero mundo. La ojiva gótica la heredaron los primos yankis y la convirtieron en la ojiva propiamente dicha, la del misil tierra aire mar y el emporio Disney.

El cuello del traje de la novia, que tanta literatura está generando, podría resumir la situación: Europa se resiste a salir del medievo o medioevo. Para combatir esta apatía, Bruselas o Estrasburgo lanzan un spot medio porno, pelín provocativo y sensual. O sea, un anuncio. En la web oficial es imposible verlo, está colapsada, sólo admite los artilugios de Windows, y enseguida empieza a escupir sugerencias colaterales de páginas guarras. Europa quiere multar a Microsoft pero sus sitios oficiales se le entregan. El caso es que Gran Bretaña e Irlanda han censurado el anuncio, con lo que aumentará el interés por verlo. Es fundamental que alguien se escandalice un poco, que pase algo, que choquen los autos en el túnel. La Fórmula 1, el colmo del aburrimiento, ha quedado reducida a los gestos del coro de mecánicos, a la consternación o la euforia de los patrones de las escuderías.

Europa necesita un anuncio como el comer. Sus densas burocracias se dan cuenta de que una inmensa abstención afecta a su credibilidad. Al gentío, que almuerza con holocaustos y cena con genocidios, le cuesta entrar en este mundo de oficinistas que se la cogen con papel de fumar. Si al menos se pudiera votar por el móvil, como en Eurovisión-

Europa se está quedando en la cornucopia y los audis de las casas reales, que por otra parte llegan tarde a la misa. Europa está más por Rania de Jordania que por sus propios asuntos. A ver si echan el anuncio para ir a votar.

*Periodista y escritor