En España ya hay una ley de eutanasia aprobada, y entrará en vigor el próximo 25 de junio. Ha pasado casi un cuarto de siglo desde que Ramón Sampedro consiguiera poner fin a su sufrimiento. ¿Recuerdan donde estaban ustedes?, ¿qué hacían en el año 1998 y que les ha pasado desde entonces? Imagínense, todo ese tiempo, postrados en una cama esperando que una ley les permitiera acabar con su sufrimiento. Cuánto dolor han sufrido personas en situaciones parecidas durante todos estos años. Ya era hora.

Las razones para legalizar la eutanasia son principalmente dos. Por un lado, reducir el sufrimiento, en particular un sufrimiento inútil y absurdo, porque es evitable. El dolor por el dolor, y el sufrimiento por el sufrimiento, para el que le guste, pero eso de que sea obligatorio no solo es una estupidez, sino que además es cruel. Por otro lado, desde un punto de vista moral siempre se habla mucho del derecho a la propiedad privada y se discute mucho sobre ello. Si pensamos despacio todas las cosas que son de nuestra propiedad, nuestra ropa, nuestra casa, nuestro coche, cualquier cosa, nos daremos cuenta de que ninguna nos pertenece tanto a nosotros mismos como nuestra propia vida. Nuestra vida es lo único que de verdad es 100% nuestro, de nadie más. Por ello no le corresponde a ningún dios, ni a ninguna autoridad, ni a nadie decidir sobre cuándo se debe acabar, solo a nosotros mismos.

La situación de Ramón Sampedro nos conmueve y empatizamos pensando que nos podría tocar a nosotros. La película 'Mar adentro'Mar adentro nos ayudó a empatizar. Sin embargo, nos faltan películas de personas con dolores provocados por la esclerosis o por enfermedades reumáticas, de personas inapetentes por culpa de la quimioterapia o con fuertes dolores por el cáncer. Películas en las que viéramos a estos enfermos, ir a oscuros callejones a comprar aquello que les alivia el sufrimiento. Sin tener certeza de lo que les están vendiendo, y con el riesgo de ser sancionados. Nuestra vida nos pertenece a cada uno de nosotros y el sufrimiento porque sí es inhumano, amén de absurdo. Los mismos argumentos que valen para la eutanasia, valen para el cannabis medicinal.