Las palabras de Felipe VI en Marivent en el sentido de que es «mejor encontrar una solución antes de ir a elecciones» son un reflejo de un sentir mayoritario en la sociedad española: el deseo de que el bloqueo político no lleve a los españoles de nuevo a las urnas. En el margen que le permite su papel constitucional de mediador, el monarca enviaba el mensaje de que la repetición de lo sucedido en el 2016 no sería lo deseable. Los partidos y sus líderes lo saben muy bien, pero este conocimiento no impide que los bloqueos y las líneas rojas permanezcan. Los partidos de la derecha, PP y Cs, utilizaron las palabras de Felipe VI para presionar a Pedro Sánchez. Instalados en un no inamovible a una investidura de Sánchez (reforzado por el pacto de Navarra), PP y Cs no se dieron por aludidos. El PP incluso puso encima de la mesa una propuesta con ánimo provocador y nulas posibilidades de prosperar: buscar un candidato de consenso que no sea Sánchez o un Gobierno PP-Cs con la abstención del partido ganador, el PSOE. Los socialistas calificaron la oferta de chiste. Desde la izquierda apenas se reaccionó a las palabras del Rey, tal vez porque el peso de la formación de Gobierno recae de nuevo sobre PSOE y Podemos. Por ahora, ni socialistas ni morados han vuelto a la mesa del diálogo. Repiten el inicio de la anterior negociación, en la que desperdiciaron un tiempo precioso y apenas hubo ocasión para una negociación seria. Convendría que todos tomaran nota del mensaje del Rey y del sentir mayoritario de la sociedad.