El lunes, por fin, los forenses podrán entrar en el Valle de los Caídos para comprobar las posibilidades reales de emprender la exhumación de cuatro restos reclamados por su familiares, entre ellos, los de los hermanos Lapeña, de Calatayud. Tras una tramitación plagada de impedimentos por parte del prior del santuario, la familia podrá intentar recuperar a los suyos. Se abre una puerta demasiadas décadas cerrada. Pero queda mucho por hacer.