El PP tiene a su favor el ciclo de crecimiento, la economía, esa cosa tan extraña. Y toda la gama de significados de la palabra conservadurismo, miedo al cambio. El conservadurismo afecta a los que se sienten bien, pero también a los que se conforman con que me quede como estoy. Por eso el PP vende que fuera de si está el caos, la incertidumbre.

El PSOE tiene a su favor el cansancio por la época del PP, que ya se hace un poco larga. Al PSOE, debil en su inmenso suelo, le beneficia el voto preventivo ante las segundas mayorías absolutas. Al PP, que no considera ni de lejos la posibilidad de perder, le da pavor el escenario de tener que gobernar con aliados. Tiene que vender y vende que sin esa holgura España se resquebrajaría, los nacionalismos harían de las suyas y, en definitiva, tal como dice el belicoso presidente saliente, se interrumpiría el ciclo de crecimiento: España rota y el piso a medio pagar es la ecuación. El PP rentabiliza mejor que nadie el asunto del terrorismo y el temor difuso a las novedades. Le perjudica el rancio aire de familia, los insultos y las bravatas prepotentes de algunos de sus figurones emblemáticos. Rajoy quiere unas elecciones de trámite, mera rutina para que todo siga igual, por inercia. No hay que descartar que mucha juventud esté harta de ver siempre a los mismos, ya un poco mayores, y prefiera un presidente con menos canas. A Rajoy le beneficia la invisibilidad, de ahí que rehuya el debate televisado. La tele es cambiante, veloz, alterada por definición.

En Aragón pesa el trasvase, pero tampoco le ha restado demasiados votos al PP en elecciones anteriores. Tal vez influya algo la percepción que tenga el censo de cómo va gestionando el marcelinato lo poco que puede gestionar. El PSOE aragonés tiene tan poco peso en su partido como el PP aragonés en el suyo, ordeno y mando. Aragón ha de ver que con los partidos nacionales no se va a comer nunca un rosco, no por nada, sino porque la demografía es definitiva, excluyente. A la Chunta le beneficia la labor de Labordeta en el Congreso durante la legislatura. Hay que ver si le perjudica la gestión en el Ayuntamiento de Zaragoza --que es de donde puede obtener a su segundo diputado--, pues hasta la fecha, en la gestión sólo se ha comido marrones y no ha transmitido más que sensación de agobio.

*Periodista y escritor