La empresa aragonesa de confección textil Cardinter ha presentado un ERE de extinción para 40 de sus 52 empleados. La plantilla se encuentra así ante la disyuntiva de iniciar una huelga indefinida planteada por los continuos impagos de sus nóminas o negociar contrarreloj las nuevas condiciones del expediente. Cualquiera de los dos alternativas enfocan un oscuro horizonte laboral. Curiosamente en una empresa que recibió el apoyo financiero de la firma pública Avalia con la condición de mantener el empleo. La respuesta de la textil no puede estar tan fuera de lugar. Urge aclarar esos avales.