En ocasiones veo muertos… en Facebook. El otro día el Caralibro me recordaba que era el cumpleaños de un amigo que murió hace años. Incluso algún amigo común le felicitaba y le decía «oye, a ver si quedamos, que hace mucho que no nos vemos». Cómo lo vas a ver, alma de cántaro, pensé, si lleva una buena temporada alimentando a los gusanos. En Facebook no te mueres nunca, se me ocurrió pensar, sigues cumpliendo años hasta el infinito y más allá. Y reflexioné para mis adentros que a lo mejor era el momento de eliminar del Facebook a esos amigos que ya están muertos en el mundo real. Sin embargo, me da cosica, la verdad, no puedo hacerlo, es como si los matara de nuevo. Me parece una falta de respeto, como si les estuviera traicionando una vez finados. Él no lo haría, me dije, y me imaginé a ese amigo con cuerpo de perro, mirándome lastimeramente en una gasolinera virtual. Se lo comenté a otro amigo y él me aclaró que no los borra, pero que tiene a uno bloqueado. «¿Bloqueado?», dije sin entender, «¿Tienes un amigo muerto bloqueado?». «Sí, tío», me respondió. «No me quedó otra que bloquearlo. Pero fue por el bien de mi salud mental. Me enviaba unos mensajes que daban un mal rollo que para qué. Y además me invitaba a unos eventos de lo más extraño. Tío, yo tengo mucho cuidado de no invitar a un muerto a un evento, me parece una falta de sensibilidad, pero que te invite un muerto a lugares que ni me suenan es mucho peor», se explicó. Así que ya sabes, querido lector, como siempre has sospechado, Facebook está lleno de fantasmas. H *Escritor y cuentacuentos