Este pasado fin de semana el Teatro del Mercado colgó el cartel de 'No hay billetes'. El público, muy variado, respondió en bloque al estreno de 'Sin reservas', la más reciente producción escénica de la compañía Facultad Mermada, cuyo director, y autor asimismo del texto de esta nueva obra, es uno de los dramaturgos aragoneses más originales y con mayores recursos, Sergio Plou.

Sin reservas nos introduce en la recocina de un restaurante donde tres personajes, dos hombres y una mujer, empleados en el establecimiento, reflexionan sobre sus vidas y repasan las de los otros.

La primera parte se desarrolla casi en clave de comedia de costumbres, con un diálogo ingenioso y variado, y un muy buen trabajo de los actores (Ana García, Amparo Luberto e Ignacio Otín, magníficamente dirigidos por un joven y prometedor director, Joseán Mateos).

De pronto, sin embargo, la acción nos invita a reparar en una maleta que todo el rato había estado ahí, delante de los ojos de los espectadores, y ya a partir de ese momento mágico el aire de la obra se transformará en trágico, aunque sin llegar a serlo, pues en ningún momento, hasta el divertido final, abandonará la clave de comedia negra que le inspiró desde un principio.

Además de esta última producción, me parece admirable en Facultad mermada su filosofía de trabajo. Fieles a sus propios principios, sus miembros buscan constantemente el equilibrio entre el teatro social, la pura comedia y un sentido del espectáculo enormemente plástico y visual que convierte sus trabajos en muy atractivos. La mezcla generacional de sus componentes, sus distintas procedencias y sustrato cultural, pero, sobre todo, su sentido de la libertad a la hora de elegir dramaturgias y diseñar escenarios los avalan como un ejemplo vivo de lo que debe ser una compañía independiente, a la que merece la pena estimular.

En su estudio zaragozano, trabajando artesanalmente, Facultad mermada se prepara para abordar nuevos retos. Desde luego, están pertrechados para atacar los más ambiciosos, pues talento tienen de sobra y han demostrado y conseguido lo más difícil de todo: conectar con el público.