El BCE ha puesto en circulación un nuevo billete de diez euros. Se trata de dificultar su falsificación, al tiempo que incorpora un barniz casi imperceptible que le permite ensuciarse menos y durar más. Está claro que con el dinero de verdad hay que evitar las trampas. Sin embargo, la calderilla en la que ha quedado convertida la política nacional de una economía deudora y sumisa se labra en relieves donde lo esencial no es su valor sino el brillo de los lemas. Los ha habido pegadizos (el voto útil, España va bien, váyase Sr....), pero se han desgastado con la misma rapidez que los duros de madera.

Ahora, la moneda que se ha acuñado especialmente para las próximas elecciones luce un mensaje de renovación en su anverso y otro de populismo en su reverso. Y ya está. Entre esas cara y cruz se articulan discursos descalificadores de libre circulación, pero casi todos más difusos que ideológicos.

Dos factores empujan hacia la renovación: la opinión ciudadana (en el CIS de julio el 78,5% veía "mala o muy mala" la coyuntura política); y la innegable ascensión de Podemos en los sondeos, que ya tutea a los dos grandes partidos. En general, los políticos optan por la palabra renovación, una versión baja en calorías de un problema realmente mucho mayor, que es el de la regeneración, concepto más grueso que implica reconocer una situación generalizada de corrupción. Y eso sí que no. Faltaría más.

Los hay que creen que es suficiente con un cambio de caras, dejando bajo la alfombra responsabilidades y autocrítica, y los hay que después de 30 años en la brecha se ofrecen para seguir pero, eso sí, con "ideas nuevas" (lo que recuerda aquello de si no les gustan mis principios, tengo otros).

Pero el auténtico demonio electoral, ese que llama a cerrar filas frente al adversario agitando el miedo, se llama esta vez populismo y es utilizado casi de idéntica manera por PP y PSOE. Los expertos politólogos advierten de que se trata de un término muy impreciso, pero se maneja como sambenito para denominar no sin desprecio a aquellas opciones políticas de origen social que apuestan porque esta vez las urnas permitan un duelo élites/ciudadanía y no un reparto de cheques en blanco. Periodista