Cada mañana me asomo al mundo para ver lo último de doña Díaz Ayuso y de los préstamos Santa Rita. Es uno de mis mayores divertimentos; y nunca me defrauda. No hay guionista que mejores sus ocurrencias. Su recia Formación del Espíritu Nacional indica, creo yo, una educación no menos recia en los valores eternos de la patria. Casi puedo imaginar las voces de su infancia y juventud: Isabelita, hija, estudia, aplícate y no olvides nunca la Unidad de España. Quien sabe si algún día tendrás que defenderla de sus enemigos. Ni olvides nunca que para préstamos, siempre, pero siempre, los de Santa Rita.

Y mira tú por dónde, la historia la pone al frente de la primera comunidad de España: Madrid. Su Madrid. Presidenta. Nadie daba un duro por esa carambola, incluso puede que la pusieran por eso mismo, para que hiciera de oposición mientras venían tiempos mejores, sin tanta corrupción ni tanta pesadez, hija, que hay que ver, siempre con lo mismo.

Pero he aquí que vino Vox y lo de Cs y en fin... Aquí la tenemos; presidenta de la comunidad con más peso económico de la nación. Y desde la altura del cargo, asomada al balcón de su misma mismidad, plenamente consciente de su importancia, no deja de asombrarnos con el rosario de ocurrencias que le dicta su cerebro, o como queramos llamar a eso que guarda bajo el peinado.

Se diría que ha comprendido enseguida lo que algún asesor bizarro le ha susurrado desde el principio. Di lo que se te ocurra, lo que te salga, no te cortes, el pueblo aprecia la espontaneidad, y al final las cosas son bien sencillas: aquí estamos nosotros, los que amamos a España, españoles y mucho españoles, y allá están los de siempre, los enemigos de España. Y quieren destruirla y acabar con nuestra libertad y manipular a nuestros hijos en la escuela pública y etc etc. Conque ella, en diez minutos al día resuelve lo de la comunidad y el tiempo restante se lanza a salvar a la patria, que ya se ve que está en peligro.

Y en eso anda. Y se conoce que le ha cogido el tranquillo a la cosa de gobernar, o como se diga eso que hace. Cada vez que provoca un revuelo con alguna declaración, siente un placer parecido al de la niña que rompe un plato y descubre que no pasa nada. Que puede hacerlo, y si quiere incluso dos, o tres, o la vajilla entera. Todo es gratis. Así que suelta lo que le pasa por la cabeza, se para a ver el lío, se regocija cada vez más y se recluye a disfrutar en su momento de soledad del poder, ese que dicen que ocurre. Se recuesta dulcemente en algún acogedor sofá y se permite una cabezada breve; nada, quince minutos, que las mentes como la suya con eso tienen bastante para recuperarse del desgaste intelectual con el que se hace cargo del cargo.

Como ahora, que ha pedido que no le pasen llamadas durante unos minutos y cae rendida por el sueño leve, casi un duermevela donde las imágenes y las ideas bullen en su mente casi febril por el deseo de resolver de una vez el problema finisecular de España, que le viene hoy a la cabeza esa frase, problema finisecular de España, nada menos.

Y es que nuestra dama castiza lleva tiempo ya pensando cuál será su legado, y con el sueño le vienen olas, tormentas, temporales de ideas para el bien de la nación. Y sueña que el éxito del Mobile Congress, que por fin ha arrebatado a Barcelona, traspasa fronteras, y la convierte en una líder mundial. Y sueña que este Gobierno traidor a la verdadera España, fracasa y se rompe y hay elecciones, y ella se presenta por fin y gana la presidencia de su verdadera España, y extiende su admirada gestión de Madrid al resto de la nación, con aplauso general. Convence a todos de que renuncien a las autonomías, y diseña una Nueva España Unida, a la que gobierna como si fuera un Madrid sin fronteras, un Madrid irradiado a cada rincón de España, a cada autonomía, desde donde le piden, por favor, le suplican, que los gobierne desde Madrid, como en Madrid, como si por fin, toda España quisiera ser Madrid, su Madrid. Y ella, nombra equipos, y les muestra el mapa de la nación, y va poniendo cruces: Bilbao se llamará Marid Norte-Norte; Coruña y Santiago serán Madrid Norte-Oeste: Barcelona será Madrid Norte-Este, y Valencia será Madrid Este-Este, y así, va cerrando España entera en un gran peripato de Madrides, hasta convertir la piel de toro en un Madrid único. Y así como Holanda ya no se llama Holanda y no pasa nada, ella bautiza de nuevo a España con el nuevo nombre de Madridespaña. Y con lo que se ahorra en diputados autonómicos resuelve la sequía de los territorios secos con una idea genial, sencilla como todo lo genial, y solo al alcance de su genio gobernante. Queda en silencio, junto a su equipo, y descubre que en el norte llueve a jarros, y que el norte está arriba, y que las tierras secas están debajo, y entonces dice, proclama. En China hicieron la presa de las Tres gargantas, en América hicieron el canal de Panamá. Nosotros haremos que el agua del norte, recogida en pantanos, baje por gigantescas tuberías hasta las tierras del sur. Y al pasar por Madrid Centro-Centro, se distribuirá en diagonal hasta el sureste y el sur y donde haga falta.

Después de un instante de silencio, un ingeniero novato objeta.. pero, hay que hacer una obra faraónica, ingente, eso es imposible. Hay que llevar el agua para atravesar kilómetros y elevarla por montañas y...

Y la voz de la estadista mundial señala al objetor que se fije bien en el mapa, y que si es que no ve, como nadie hasta ahora ha visto, que el agua del norte baja hasta el sur por su propio peso, y que con poner tuberías de distribución el agua bajará sola, o es que no lo dice claramente el mapa. Arriba llueve, abajo hay sequía: dejemos que el agua que hay arriba baje hasta abajo. Y asunto resuelto.

Los deja petrificados de estupor (ella cree que de admiración) y a continuación sale a atender la conferencia internacional con el jefe de la ONU, como se llame el inútil de turno, a quien está a punto de convencer para que traiga la sede a Madrid, donde ya están la Sagrada Familia, terminada por fin; el Gügemheim de Bilbao con un canal diseñado como la ría; las catedrales de León y de Burgos y la de Santiago de Compostela, el Pilar de Zaragoza, con una grupo de baturros bailando constantemente la jota de Teruel de 9 a 23 horas, entusiasmados por Madrid; una reproducción mejorada de Triana, con puente incluido, porque el Jarama, con el agua del norte, será el río más caudaloso de Maridespaña.

En fin, un Madrid sin fronteras, a cuyos éxitos de gestión se han rendido todas las autonomías, incluso vascos y catalanes, ya ves quién lo iba a decir. Un Madrid por fin irradiado al mapa entero de la piel de todo, y enseguida, cuando se ultimen los flecos que faltan, un Madrid con salida al Atlántico, porque Portugal viene pidiendo insistentemente ser gobernado también por Madrid y formar parte de esta Nueva Nación: Madridespaña, asombro del orbe y por fin; ahora sí, una Unidad de Destino en lo Universal. Y en el breve sueño su pulso se acelera con los primeros sones del himno, por fin con letra gloriosamente excretada por diez poetas liberales y cantado por las voces blancas de los niños y las niñas de san Ildefonso, mientras la imagen de la estadista se multiplica en las etiquetas de miles de botellas de anís La Castellana; porque en los sueños, ya se sabe, lo grande y lo pequeño se mezclan a capricho.

Hasta que un suave toque se su secretaria le saca del trance y la devuelve a su tiempo, mientras le recuerda que en la tele han vuelto a la carga con lo del dichoso préstamo, y que qué quiere hacer, un comunicado o... Y la prócer rezonga que qué pesados otra vez atacando la unidad de España, pensando la siguiente declaración estupefaciente con la que seguirá construyendo su legado, que se recordará, lo menos, junto al de Cleopatra.

*Autor y director teatral