España fracasó en Brasil, pero ha triunfado en el país vecino gracias a la valentía de Felipe VI. Fue durante su primera visita oficial a Francia. Aprovechó la mínima oportunidad para colar la pelota en la portería de monsieur Hollande, con su "los Pirineos son el reto pendiente para crear una nueva dinámica de progreso y prosperidad". Inteligentes palabras. En efecto, "dos de las más antiguas naciones del viejo continente comparten la responsabilidad de dar un nuevo impulso al proyecto europeo" y para ello es vital "una mayor cohesión económica, social y territorial, incrementar el bienestar de los conciudadanos y dar respuestas a sus problemas". La prioridad número uno es "trabajar por un mayor crecimiento económico y sobre todo por la creación de empleo", y ello significa, como señalaba acertadamente el consejero Bermúdez de Castro, que Francia deje de tener "una actitud vergonzosa y vergonzante con el Estado español". Esto es, que cumpla con los compromisos asumidos y reabra el paso del Somport ya que, después de un mes, sigue cerrado por unos ligeros desprendimientos de roca del lado francés, generando pérdidas semanales de más de 700.000 euros para Aragón, por no hablar del turismo y la hostelería. Toquen a la puerta de ese que está tan eufórico por la bajada del paro, para que reclame con éxito ante el Comité de las Regiones, la Comisión Europea, el comisario de Transportes o el presidente de la Comisión, pero que España recupere su dignidad con un Rajoy. 1; Hollande, 0.

Periodista y profesora de universidad