El orden de los factores que aquí sí altera el producto llevó al Real Zaragoza a sacar a la escena pública primero a Christian Lapetra, que en ese traje de figura institucional tejió un discurso neutro y sin alma, que al final, aunque su rol obligue a apariciones así, termina afectando a su imagen personal. No hubo ni corazón ni chicha en las palabras del presidente, algo que sí tendrá la comparecencia de hoy de Lalo Arantegui, director deportivo, alma mater del próximo proyecto y segundo en el escalafón en aparecer públicamente, justo antes del técnico Naxto González.

Este verano todas las miradas van a estar fijadas en el trabajo de Lalo, sobre cuyas espaldas va a recaer la responsabilidad de convertir el negocio, que como recordó Lapetra da beneficios y reafirma la notable gestión financiera de la SAD, en un buen negocio y no en el mal negocio que es ahora con el equipo por quinto año en Segunda. Arantegui va a cambiar la plantilla de arriba a abajo. Además de tener puntería para las contrataciones, algunas ya conocidas, necesitará también arte y mano izquierda en las negociaciones para las salidas.

El director deportivo quiere prescindir de muchos futbolistas con contrato en vigor, aspiración razonable tras una Liga catastrófica, pero esa vía suele tener costes elevados. El verano anterior, alrededor de 600.000 euros asumidos por la SAD en los casos de Fernández, Álamo, Abraham y Alcolea. Dinero que al final no tiene rendimiento alguno y que repercute en la masa salarial. Por el momento, Lanzarote y Xumetra, directa o indirectamente, ya han avisado de que tienen contrato y de que aquí no se mueven. Y esa posición de fuerza inevitablemente ya tiene un coste.