El análisis de la Cámara de Cuentas, que dirige Antonio Laguarta, sobre el plan de depuración de Aragón no deja títere con cabeza. Sobredimensionado, mal ejecutado, insuficientemente financiado..., ese es el legado de una fórmula mixta público-privada de construcción de depuradoras en Aragón, aprobada en el último gobierno de Iglesias y Biel, que a la vista del análisis, ha resultado todo un fiasco. Máxime teniendo en cuenta que hay que seguir pagándolo aun realizado a medias, a través del polémico Impuesto de Contaminación de las Aguas (ICA), que Zaragoza intenta no asumir.