La proximidad de las elecciones legislativas y el comienzo de las obras del trasvase del Ebro marcaron ayer la fiesta de la Cincomarzada, jornada reivindicativa donde las haya. Por cuarto año consecutivo, las grandes obras del Plan Hidrológico que perjudican a Aragón protagonizaron la celebración, que este año congregó a miles de personas en el parque del Tío Jorge. Los mensajes, las canciones y las demandas ciudadanas se expresaron en un ambiente de cómplice ciudadanía. Ni la buena longaniza ni los exquisitos calderetes quitaron protagonismo al rechazo generalizado al trasvase, pese a la polémica generada por la retirada del cartel.