Se había generado tanta expectación, con especulaciones de despidos o incluso cierre de plantas, que puede darse por bueno el planteamiento general presentado ayer por PSA para las plantas de Opel, entre ellas Figueruelas. El objetivo del gigante francés, según su presidente Carlos Tavares, es reducir 700 euros de media el coste de producción de cada coche ensamblado, pero hacerlo con medidas de eficiencia como la reducción de modelos que permite mejores economías de escala que en teoría salvaguardan el empleo, al menos por ahora. Tranquilidad de momento, pues.