Ciertamente Armand D’Angour, además de un filósofo curioso, es un curioso filósofo. Especializado en la Antigüedad clásica, ha analizado los períodos griego y latino con una mezcla de lucidez y desfachatez, y con la misma soltura compuesto piezas musicales griegas, odas olímpicas, a partir de documentos originales en piedra y papiro.

En su último trabajo, Sócrates enamorado (Ariel), D’Angour se ocupa de la figura del legendario pensador ateniense, enfocándolo desde el punto de vista de sus relaciones pasionales.

Curiosamente, el nacimiento de Sócrates, 469 a.C. coincidió con el de quien iba a ser una de las mujeres de su vida, Aspasia de Mileto. Unida, antes que a él, a Pericles, Aspasia viviría también con Sócrates una relación intelectualmente muy fecunda, y con toda probabilidad una gran pasión.

D’Angour nos recuerda que las dos fuentes principales para conocer la biografía de Sócrates son Platón y Jenofonte. Para bien o para mal, como ya observó Diskin Clay, «nuestro Sócrates es el Sócrates de Platón».

Los textos de este último son los más fiables, históricamente hablando, al presentarnos la mayéutica socrática, su método deductivo de pensamiento en todo su esplendor, mientras la imagen que de Sócrates acuña Jenofonte puede resultar algo más frívola. También lo es su aparición en la comedia Las nubes de Aristófanes.

Sobre la juventud de Sócrates, de familia humilde, hijo de un mampostero y de una partera, hay muy pocos datos.

Casi nada se sabe de su primera mujer, Mirto, de la que, según Aristógenes, tuvo dos hijos, Sofronisco y Menéxeno. Conoció a su segunda esposa, Jantipa, pasados los cincuenta y en algún momento mantendría el aludido idilio con Aspasia de Mileto. En la Apología de Platón, Sócrates menciona a tres hijos, «uno de ellos ya un joven, los otros aún niños». Pero no era nada convencional. Tuvo asimismo amantes masculinos (con uno de ellos viajó a Samos), combatió como guerrero ateniense en la campaña de Beocia, bajo el general Tólmides, y fue bailarín.

Una aproximación desprejuiciada al primer mito de la filosofía.