Es una buena noticia que el gobierno de Lambán haya decidido dotar económicamente al Premio Aragón Goya después de quedarse el premiado, en la época de la presidenta Rudi, solo con el honor de un diploma, por lo que no estaría de más que esa «generación de artistas», con efecto retroactivo, pudiera ahora completarlo. La novedad de este año es que se incorpora como patrocinador la empresa Tervalis. En la tierra aragonesa no estamos acostumbrados a que empresas privadas, que no sean fundaciones, patrocinen, hagan de mecenas incorporándose a las artes plásticas. Pero no es así en otras comunidades cuando vemos que los patrocinadores se agrupan en filas en los carteles, catálogos y salas expositivas. Es la cultura del mecenazgo que en Aragón no exsite. Los responsables culturales posicionados en la política tienen la oportunidad de vender, a las empresas, la rentabilidad que supone el patrocinio; pero esto requiere una gestión que pocos saben ejercerla, ese es el problema; es difícil encontrar ese gestor si ocupa el puesto por ser del partido. Pero aquellos que se ponen a trabajar consiguen implementar proyectos de futuro.

Tenemos ejemplos como el de Málaga que ha sido capaz de abrir sucursales del Centro Pompidou o del Museo ruso de San Petersburgo, que generan actividad económica y cultural, con un gran patrocinio, y hacen de la ciudad un referente nacional y europeo. Esta práctica de conseguir filiales museísticas se está ampliando, la última incorporación es la extensión de «documenta Kassel» a la ciudad de Atenas, este hecho supone un hito histórico. Una manera de entender que el arte puede dar herramientas para concienciar y elevar las mentes, una función casi olvidada.

*Pintora y profesora de Ciclo Formativo