Los usuarios de la A-68 (autovía de Logroño) se llevaron ayer una agradable sorpresa cuando vieron en los periódicos que la conexión con la AP-68 estaba "en marcha y "abierta al tráfico". No lo pensaron dos veces y se lanzaron a la autopista para evitar, gracias a la anunciada conexión, las incomodidades de una vía que soporta un tráfico de 60.000 vehículos diarios. Pero no contaron con que toda inauguración que se precie lleva añadido un corte de cinta y este corte no se produjo hasta la tarde, de manera que los entusiastas tuvieron que pagar el consabido peaje hasta el momento en que Víctor Morlán dio por inaugurada la conexión.