Finalmente, la ministra de Agricultura Elena Espinosa manifestó ayer en Zaragoza que el Estado sí proporcionará ayudas a los agricultores aragoneses que esta semana sufrieron el desastre de las tormentas. La financiación para las cuantiosas pérdidas que se han ocasionado estará supeditada a la valoración técnica que, sobre el terreno, efectúe la DGA. La ministra ha variado con acierto su postura inicial, un cambio del que se congratularon ayer las organizaciones agrarias afectadas por el diluvio. La evidencia de los daños ha provocado una modificación en los planteamientos inciales.

Está comprobado que periódicamente la naturaleza se revela, provocando fuertes estragos. Teniendo en cuenta este horizonte, el Estado debería contemplar la consolidación definitiva de un fondo para hacer frente a las contingencias que se van sucediendo. Esta bolsa debería articularse, de forma ya definitiva, de un modo estable y sujeto a un modelo eficaz. Por una parte, se impulsarían fórmulas que descartaran arbitrariedades, creando criterios objetivos de ayudas. Este compromiso de justicia, estaría también sujeto a un sistema que evite las demoras --tan penosas de soportar en los sectores afectados--, primando la rapidez. Nuevas soluciones para viejos problemas.