Cuando los dirigentes de un partido arremeten contra sus contrincantes en vez de dar soluciones concretas a los problemas de los ciudadanos demuestran nerviosismo y muy poca confianza en ellos mismos. Es la fea pugna política que ha abierto el líder del PSOE aragonés, Javier Lambán, con IU y CHA al acusarles de querer acabar con los socialistas. Lo que no se da cuenta --o lo oculta-- es que todos buscan conectar con los ciudadanos para que les voten y lo evidente es que unos aciertan más que otros --ahí están las europeas--. El PSOE aragonés se tiene que poner las pilas, no enchufar fantasmas.