La justicia tuvo lágrimas de dolor. Lo vi en las fotos de EL PERIODICO del jueves pasado que reflejaban el acto de homenaje y búsqueda de la justicia que persiguen los familiares de las víctimas del Yak-42, caído en Turquía. Me quedé, en la memoria y el entendimiento, con una de ellas cargada de esperanza. Una mujer lloraba desconsolaba su perdida, y las mentiras del ex ministro de Defensa, rodeada por dos ancianas turcas de la localidad de Ma§ka, lugar de la tragedia. No se conocían. Habían subido hasta el monolito que recordará a los militares españoles muertos en el Monte Pilav, detrás de su alcalde y el ministro turco de defensa, y se dedicaron a acariciar y a besar el rostro de la madre española que lloraba por su hijo. Iban tocadas con pañuelos blancos y de flores y no tendrían mas edad que la española dolorida, pero si muchas mas arrugas en su cara y peor vida por dentro. Por eso entendieron el dolor de la española desconocida. Una muestra de solidaridad entre mujeres y compresión ante situaciones de abandono y necesidad que en nuestra casa aún no he visto fotografiada. El cariño mostrado ante el dolor de un ser humano que no conocemos aunque esté a nuestro lado. *Periodista