La crisis económica, los recortes en las ayudas universitarias y la necesidad imperiosa de formación para tener alguna opción laboral han impulsado en los últimos años la formación profesional, Aragón incluso ha diseñado 19 ciclos más de FP. Sin embargo, los resultados son desesperanzadores, la mitad de los matriculados no logra el título en España. En otros países azotados por la crisis estos estudios han sido un estímulo. Si la deriva hacia la FP lleva implícito un descuelgue de la educación universitaria, un segundo fracaso en este sector debería movilizar a las Administraciones.